UN VIAJE DE 365 DÍAS…

De un tiempo para aquí, muchos han sido los aprendizajes que las personas me han aportado.

Aprender que no todo el que está a tu lado está porque te aprecia, sino sólo por interés. Que mientras le sirvas para algo estará allí con su apoyo y su cariño, y que cuando eso termine, desaparecerá. También he aprendido que sí hay personas a mí lado que me quieren y me aparecían de una forma incondicional, que a pesar de no estar muy presente, siempre están ahí.

Sea como sea, mi tren sigue su trayecto… Voy viendo como las personas suben y bajan, y con cada uno de ellos, puedo ver y experimentar partes de mi. Apegos, confianza, miedos… Primero aparece la fase del sentirse traicionado por el otro, no te voy a engañar, y está bien que te permitas enfadarte, al fin y al cabo, somos personas. Pero el trabajo más bonito llega al poder ver la situación desde otro lugar. Desde el aceptar que las cosas han sido así y es perfecto, porque gracias a ello estás un poco más conectado contigo mismo y con tu coherencia, desde el darte cuenta que tú lo has permitido por necesidades varias y el coste que eso a tenido.

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Decir adiós no es fácil, enfrentarte a tus miedos de ser abandonado por poner límites tampoco lo es, darte cuenta de tu propia sombra y tu reflejo en el exterior…todo experiencias duras pero a la vez gratificantes, ya que te dan la oportunidad de aceptar e integrar en ti algunas cosas que tan enjuiciadas han sido por tu parte.

Acabo el año diciendo adiós a muchas personas que consideraba casi como mi familia, personas con las que me he implicado en corazón y alma, y dejo espacio para lo nuevo. También conservo a personas excepcionales, que admiro y agradezco haberme encontrado con ellas.

Todos y cada una de estas personas me han permitido llegar al punto en el que ahora me encuentro, en el que el aparentar ser lo que no soy para agradar al otro e intentar ser aceptada, me supone un gasto de energía excesivamente grande. Las máscaras van cayendo, los disfraces desapareciendo, y aunque aún me queda mucho por recorrer y aprender, sólo puedo estar agradecida por ello.

Gracias.

Elena Moreno Román.

696892505.

psicocuanticos@gmail.com

CERVICALES Y BIONEUROEMOCIÓN: INFLEXIBILIDAD, DESVALORIZACIÓN E IMPOTENCIA

Por Jesús Casla
Terapeuta de BioNeuroEmoción –
Descodificación Biológica
& Hipnosis Clínica Reparadora

Junto con las cefaleas, el dolor en la zona cervical es uno de los malestares más comunes y habituales en nuestras vidas. El dolor de cervicales hace alusión a cualquier estructura del cuello, ya sea muscular, nerviosa, de las vértebras o de los discos intervertebrales implicados. En general, el anormal funcionamiento de cualquier de esas estructuras provoca rigidez e incluso entumecimiento y hormigueo o debilidad en brazos y manos si existe compresión de los nervios.

La medicina clásica occidental achaca la aparición de problemas y dolores en la zona cervical a la tensión muscular provocada por actividades diarias y habituales como posturas laborales incorrectas mantenidas durante mucho tiempo o la adopción de malas posiciones durante las horas de sueño. También se derivan responsabilidades sobre el dolor cervical en algunas afecciones como la fibromialgia, las infecciones de la columna (osteomielitis, principalmente) o la tortícolis. Sin embargo, esas conclusiones nunca son del todo satisfactorias porque no afrontan el problema desde su origen ni llegan a explicar por qué unas personas son más propensas que otras a padecer dolores en al zona cervical cuando, por ejemplo, pasan las mismas horas en la misma postura frente a una computadora, etc.

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Dolor cervical, inflexibilidad y desacuerdo entre lo que pienso y lo que hago

Cuando se analiza cualquier síntoma o enfermedad desde la BioNeuroEmoción o BioDescodificación , lo importante no es la manifestación última y tangible del problema sino el conflicto emocional no resuelto que hace que nuestra biología se ponga en marcha y nos avise a través del síntoma de que algo no va bien, de que debemos tomar conciencia del problema y pasar a la acción para llevar a cabo los cambios necesarios.

Es importante, por tanto, comprender el sentido biológico de cada síntoma para tomar conciencia de la naturaleza del conflicto latente que se manifiesta. El cuello es el punto de unión, la vía de comunicación, entre cuerpo y cabeza. Esto explica que los dolores y malestares que surgen en la zona cervical están relacionados con conflictos de comunicación o de desvalorización intelectual. Por ejemplo, vivir situaciones con un sentimiento de injusticia o de impotencia y no tener más opción que acabar doblando -literalmente- la cabeza. Además, el cuello simboliza nuestra flexibilidad y capacidad para considerar e integrar los varios aspectos y opciones que normalmente nos pone delante la vida, la flexibilidad en nuestra manera de pensar o de aceptar y respetar las opiniones ajenas. Los problemas de cuello y, más concretamente, de cervicales manifiestan que nos cerramos a considerar opciones y puntos de vista distintos al nuestro por temor a perder o disminuir el control.

El dolor cervical evidencia también conflictos de sentir falta de apoyo emocional o de no ser amado/a. La espalda, en general, representa biológicamente el soporte de la vida. Por eso, cuando no nos sentimos protegidos y respaldados –afectiva y/o físicamente- pueden surgir problemas en esa parte de nuestro cuerpo. Si nos centramos en la región cervical, debemos añadir a esa falta de protección y respaldo un sentimiento de incapacidad para expresar las emociones bloqueadas que permanecen silenciadas -contra nuestra voluntad- en nuestro interior. Muchas veces son bloqueos inconscientes. Como puente de unión entre cabeza y cuerpo, el dolor y malestar cervical pone de manifiesto que la persona vive una contradicción entre lo que piensa y lo que hace; piensa una cosa y acaba haciendo otra distinta.

A partir de estas apreciaciones generales sobre el sentido y significado del dolor cervical, es necesario entrar en detalles más precisos porque cada una de las siete vértebras cervicales tiene un simbolismo propio y, por tanto, manifiesta conflictos diferentes.

Los problemas en las vértebras C1, C2, y C3 guardan especial relación con situaciones de desvalorización intelectual.

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C1 o Atlas: Relacionada con la lengua y el cerebro. Sirve de soporte a la cabeza, la mantiene en equilibrio. Cuando vivimos las situaciones de la vida con estrechez mental o rigidez, esta vértebra reacciona perdiendo sus funciones. Se paralizará por el miedo, la negatividad y la desesperación, provocando habitualmente la aparición de dolores de cabeza y problemas que afectan al sistema nervioso.

C2 o Axis: Conectada con los órganos de los sentidos (ojos, nariz, orejas, boca – lengua). Si me aferro a mis viejas creencias y me preocupo constantemente y de forma excesiva por el futuro, esta vértebra reaccionará entrando en rigidez. Se perderá lubricación y surgirán irritación, calentamiento y dolor.

C3: Relacionada con la laringe. Cuando tenemos problemas en C3, nos volvemos irritables con respecto a una persona o una situación. También está relacionada con las mejillas, la cara y el oído exterior. Está vinculada también con los problemas de desvalorización, de contacto y de estética, como acné, granos y eccemas. Problemas en esta vértebra pueden dar lugar a daños en el rostro, así como en las orejas y los dientes.

Las vértebras C4, C5, C6 están en relación con la tiroides y, a través de ella, afectan al lenguaje y la voz, es decir, la comunicación que expreso y la que recibo. Pueden ser situaciones en las que no me permito expresar mis opiniones o cuando escucho palabras y mensajes que me causan ira e indignación. Estas situaciones pueden incrementar nuestra agresividad, por lo que se cerrarán nuestros canales de comunicación. Nos cuesta “digerir” lo que escuchamos o tendemos a darle muchas vueltas a lo que hemos escuchado o a lo que nos gustaría expresar y no expresamos. En estos casos, frecuentemente aparecen dolencias que afectan a todo el sistema de comunicación: boca, lengua y cuerdas vocales, pudiendo llegar a afectar, de manera generalizada, a todo lo que se localiza entre la boca y los hombros.
C4: Vinculada a la nariz y la boca. Se refiere a la comunicación verbal, al concepto real y concreto de las cosas. Las palabras de los acontecimientos del día a día. Muy habitual en problemas de comunicación en el trabajo.

C5: Relacionada con la faringe y las cuerdas vocales. Conflictos que se viven como injusticia.

C6: Hace referencia a las amígdalas y al cuello de forma genérica. Expresa conflictos vividos como injustos y con desvalorización.

C7: Esta última vértebra cervical guarda una especial vinculación con la tiroides, las manos, los codos, los brazos y los hombros. Cuando C7 está afectada es porque estamos o hemos estado ante conflictos de injusticia y/o de sumisión, de doblegarnos contra nuestra voluntad. Aquí entran en juego nuestros principios y valores morales, así como nuestras creencias, que harán que vivamos de manera más o menos acusada esa “cesión” forzada. Cuando somos presa de emociones intensas en la vida o tenemos miedo de ser rechazados, la vértebra C7 nos avisará.

HABLEMOS DEL EGO…

El auténtico objetivo de la vida es ser feliz, disfrutar de ella y llegar hasta un lugar en que no estés siempre intentando ir a otro sitio. Muchas personas se pasan la vida esforzándose para poder llegar a otro lugar y jamás consiguen llegar.

Una de las formas de entender como encontrar tu objetivo en la vida es regresar a la naturaleza y encontrar la tuya propia.

aaaggnature0Lao Tse nos recuerda que todo ser se origina del no ser. Es el espíritu lo que da la vida. No proviene realmente de tus padres. Tú y todos nosotros provenimos de ese lugar llamado espíritu. Todos cuando llegamos al mundo, lo hacemos a partir de una gota diminuta de protoplasma humano, de una pequeña mota. Todo lo que había en aquella pequeña mota se convirtió en ti. Todo lo que necesitabas estaba en aquella pequeña mota. Durante los 9 primeros meses de vida, desde el momento de la concepción hasta el momento del nacimiento, lo han hecho todo por ti y no has tenido que hacer nada. No te preocupaba de qué color tenias  los ojos, ni que aspecto tenia tu cuerpo. Es algo que no depende de ti, te rindes ante ello. Es un impulso que te manda hacia la dirección en que se supone que tienes que ir. Y no es ninguna barbaridad plantearse que si todo lo necesario para el viaje físico ya estaba contenido ahí, porqué no también todo lo necesario para el resto del viaje?. Todos tus propósitos están ahí. Todo lo que eres, tu personalidad está ahí. Todo lo que puedes llegar a ser, no sólo lo físico, sino todo el resto, si eres capaz de abrirte y lo permites.

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Nos rodea un montón de gente, nuestra familia, nuestra cultura allá donde vayamos, y empiezan a decirnos que no podemos confiar en quienes somos. Tenemos que confiar en algo exterior a nuestra persona y hacemos un viaje hacia la ambición. Desde que decimos ahora nos ocuparemos nosotros, le estás dando un matiz, estás cogiendo esa perfección y expulsando al creador. Ahí aparece el EGO.

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El Ego es una parte nuestra que empieza a decirnos que no somos una creación divina y perfecta. Esa parte del todo de la cual provenimos.  De hecho nos dice, tu sólo eres lo que tienes.  Se empieza con cosas como los juguetes para pasar a las cuentas corrientes y a las posesiones. En menos que canta un gallo empezamos a identificarnos en base a nuestras posesiones. Empezamos a creer en una serie de creencias que dicen que cuanto más tenga, más valioso seré como persona. Por lo tanto, nos pasamos la vida cogiendo a los niños y sumergiéndoles en una cultura que enfatiza ese MÁS. Casi se convierte en un mantra del EGO «Tienes que poseer más»,  cuanto más tienes, más consciente eres de que la gente va a intentar arrebatarte las cosas y más te obcecas en protegerlas y en cómo poder conseguir muchas más. Pero el dilema es que, si eres lo que tienes, y las posesiones desaparecen, lo que eres también desaparece en el proceso. Cuando te apegas a cosas y luego desaparecen, acabas perdiendo a tu ser.

Por lo tanto, el segundo componente de este EGO es la idea de que no sólo soy lo que tengo, sino que también soy lo que hago. Lo que hago se convierte en eso que llamamos LOGRO. Y en este caótico mundo que cree que se es lo que se hace, nos consumimos pensando que la idea del éxito, del valor y de la valía, se basa en cuantas cosas se puedan llegar a conseguir. Por lo tanto, tengo que ganar más dinero, tengo que intentar ascender, tengo que competir con todo aquel que quiera arrebatarme lo que yo tengo. Ésto se nos enseña una y otra vez.

La tercera característica del EGO es que soy lo que los otros piensan de mí. Es decir, soy mi reputación. Esto es muy importante entre los jóvenes a los que se les enseña que tienen que vestirse según el gusto de los otros y que si no les gustas, tienes un problema.  Si esto te tortura, serás distinto cada vez que sales. Y sin darte cuenta, dejas de ser para ti, y empiezas a ser para los demás. Tu esencia se va quedando tapada por capas y capas de apariencia, de disfraces y máscaras que utilizas para ser aceptado.

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El EGO tiene un sistema de creencias muy resistente que dice que la persona está separada del resto. Además, otra característica del ego nos enseña que también estoy separado de todo lo que hecho en falta en la vida, de todas las cosas que me gustaría tener. Finalmente el ego nos enseña el error más mayúsculo de todos, nos enseña que estamos separados de la fuente. Y una de las cosas más simples que se aprenden en el atardecer de la vida cuando pasas a la fase del sentido de la vida es darte cuenta de que provienes de una fuente a la que podemos llamar Dios, Tao, no importa el nombre. Esa fuente está en todas partes, no hay ningún lugar donde no esté, tiene que ser así porqué lo crea todo, todo proviene de esa fuente. Por lo tanto está en mí, si está en todas partes, también está en mí. Y si está en mí, está claro que también tiene que estar en lo que siento que me falta en la vida. Si entendemos esto, de algún modo, ya estás en sintonia en espíritu, con todo lo que hechas en falta en la vida y te gustaría tener. Sólo te queda ser consciente de que ya estás en sintonia.

A medida que nos acercamos al atardecer de la vida, seguimos las mismas directrices del ego que aprendimos en el amanecer de la vida ( la fase en que sentimos que tenemos que hacer cosas por motivos externos) , que se basan en la competición, en ganar, en ser mejores que el resto, etc…  Intentamos aplicar estas mismas conductas al atardecer de la vida y por eso acabamos viviendo una mentira. Porqué lo que era verdad por la mañana, por la tarde ya es una mentira.

El problema es que no sabemos como pasar a la fase del sentido de la vida. Se trata de regresar a esos primeros 9 meses, desde el momento de la concepción hasta el momento del nacimiento. Tenemos que llegar a un lugar donde podamos rendirnos y tener la sensación de que no estamos solos, de que nos van a guiar, de que tenemos una naturaleza y de que podemos confiar en ella. No se trata de algo con lo que siempre tengamos que luchar, de lo que siempre tengamos que estar al cargo. Pensad en ello de esta forma, dejarse llevar por la vida en vez de intentar controlarlo todo.

Sin embargo, a medida que entramos en la fase del sentido de la vida, lo que sucede es que empezamos a pensar en el cumplimiento de un Dharma, en cumplir un destino, en algo más profundo, un llamamiento que sólo podemos sentir en nuestro interior. Nadie más os puede decir qué es, pero si lo sentís y lo sabéis,  ganar y superar a otra gente se vuelve menos importante, que sentirse realizado y vivir la vida con un objetivo que va más allá de la posesión material y mi reputación.

Fuente: «El Cambio». Dr. Wyne Dyer.

 

 

LAS DOS CARAS DE LA NAVIDAD

Se acercan las navidades, unas fechas señaladas muy esperadas por algunos y odiadas por otros. Es por esta razón que me parece interesante poder hablar un poco sobre ello.
La navidad, en principio, se interpreta como sinónimo de felicidad, de entrañables reuniones familiares, de intercambio de regalos, de fiestas con amigos, etc. Pero la realidad puede ser muy diferente para muchas personas, que no ven en estas fechas más que un motivo para la tristeza y la melancolía.
«La navidad conlleva unas circunstancias emocionales peculiares, hay que enfrentarse a la alegría, a la felicidad obligatoria, y para eso hay que estar bien». Explica Garraleta (médico de familia en el centro de Salud Espartero de Logroño). 



Uno de los principales detonantes de este estado de ánimo es el recuerdo de aquellos seres queridos que están lejos de casa o que han fallecido. Su ausencia se nota más y por tanto, el vacío que se siente es mucho mayor.
Es importante poder respetar los sentimientos, tanto propios como de los demás. Éstos son personales y circunstanciales. «No se puede obligar a nadie a estar alegre». Además de intentar no emitir juicios de valor, ya que cada persona gestiona y vive las situaciones según sus creencias y valores.
Otro de los factores que intervienen en este estado emocional es la familia. Los medios de comunicación y la publicidad enfatizan la necesidad de estar acompañado y ser feliz en navidad. Esta presión crea en todos nosotros una necesidad de estar acompañados por los seres queridos y sentirnos felices, ¿pero qué pasa con esas familias que no están bien avenidas? Es posible que durante esas reuniones aparezcan conflictos que estaban escondidos. Para ello, es importante intentar fomentar una comunicación asertiva entre los miembros y tener en cuenta que no existe la familia perfecta. Intenta aceptarlos centrándote en sus cualidades y en lo que puedas aprender y compartir de positivo con ellos.
Hay personas que aprovechan estas fechas para hacer un balance de cómo ha ido el año, ésto en ocasiones puede recordar que no se ha logrado lo que se pretendía, motivo más que suficiente para poder sentirse a disgusto con uno mismo. Sea cual sea el resultado obtenido, es positivo verlo como una herramienta de cambio y no como una excusa para rendirse y entrar en un estado de tristeza y desesperanza.
Las navidades son fechas con una elevada frecuencia de reuniones e incremento de actividad que pueden hacer aparecer estrés. Para ello es importante gestionar y organizar bien el tiempo. De esta forma, la persona estará más tranquila y podrá disfrutar mejor de cada uno de los momentos.

Recuerda: 

No es necesario pasarlo bien obligatoriamente, al fin y al cabo las fechas son días en el calendario, tendrán la importancia que tú las quieras dar.

MIEDO, explicado por una niña de 5 años.

Me gustaría compartir con vosotr@s la explicación de una niña sobre el miedo, que a pesar de su corta edad, nos habla de la importancia de enfrentarse a él para ganarlo. Detalle que en muchas ocasiones, los adultos olvidamos, dejando que ese monstruo se apodere de tal forma de nuestras vidas, que consigue controlarlo todo.

 

«Una vez mí mamá me contó un cuento de un niño que no tenía miedo de nada. Se llamaba Juan, Juan sin miedo. Era tan valiente que se enfrento a brujas, ogros, fantasmas y hasta leones y sin pasar ni pizca de miedo. Pero eso sólo es un cuento, y mamá también me dijo que no existe nadie que no tenga miedo y que hay tantas clases de miedo como personas en el mundo. Miedo a pedir las cosas que quieres, aunque sean muy, pero que muy pequeñas. Miedo a las mariposillas que sientes en la barriga cuando te gusta un niño, miedo a lo que no se puede explicar con las palabras, o el miedo que tienes al monstruo que vive dentro del armario. Al que sólo ganas cuando eres tan valiente como para mirarlo a la cara.» 

«Elefante encadenado» de Jorge Bucay

Os comparto un cuento de Jorge Bucay que invita a reflexionar sobre nuestra actitud frente a algunas situaciones de nuestra vida.

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Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente:
¿Qué lo mantiene entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia:
–Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de «no puedo»…
Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…

La Quietud y la Calma…

FB_IMG_1445779100652Cuán importante es la quietud y la calma…

Con ellas, conseguimos esa conexión con el silencio, que te adentra en el más precioso sonido, ese que suena dentro de ti…

Esa conexión con tu ritmo, que hace que tu cuerpo (vehículo) deje de sufrir.

Esa conexión con tu corazón… Pudiendo escuchar los latidos que te mecen y te arropan.

Por unos instantes, la presión de tus pensamientos se calma, puedes sentir como tu mente agradece el descanso.

Este estado forma parte de ti…no hay que forzarlo. Simplemente experimenta cada segundo de tu vida, porque es ahí donde lo encontrarás.

Elena Moreno Román
696.892.505
psicocuanticos@gmail